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Prohibido cambiar de software de los dispositivos con WiFi

A raiz de la polémica originada por el normativa 15-92 de la FCC de los EEUU y que ha desencadenado en el movimiento «Save WiFi», hoy me he enterado (un poco tarde, sí) de que tenemos preparada en Europa la directiva 2014/53/UE que se aplicará en 2016 y tiene efectos similares en lo que a restricción de instalación de software en dispositivos inalámbricos se refiere: prohíbe modificar el software de los dispositivos que se comunican por radiofrecuencias, como WiFi o Bluetooth.

No soy contrario a regular el uso del espacio radioeléctrico, es algo crucial, por supuesto; pequeño lío podría organizarse si no se hiciera. Regularlas pensando en el usuario puede servir además para preservar la privacidad y la seguridad y estructurar la interoperabilidad de los diferentes dispositivos involucrados.

Es también un hecho que las comunicaciones por radiofrecuencias actuales involucran tanto al hardware como al software y es lógico que su homologación requiera que tanto uno como otro cumplan ciertas normas, no ya para poder comunicarse con otros dispositivos sino para no interferir en las comunicaciones ajenas; pero lo de exigir (¿o es bendecir?) que el fabricante impida el cambio del software de los equipos es desproporcionado, basta con legislar sobre el uso de determinadas frecuencias y determinadas potencias.

Si se consigue de alguna forma impedir que se cambie el software del que depende un dispositivo inalámbrico para funcionar puede haberse conseguido el efecto contrario al deseable para la seguridad y la privacidad, ya que si, por ejemplo, se detecta posteriormente una vulnerabilidad será mucho más complejo resolverla: sólo el fabricante o alguien autorizado podrá hacerlo previa re-homologación. Se beneficiaría la obsolescencia de la tecnología ¿Por qué un fabricante iba a querer actualizar el software de un dispositivo para unas nuevas especificaciones en lugar de poner uno nuevo en el mercado? Por no hablar de la libertad del software en sí misma, que encontrará más obstáculos, si ya tenía pocos, a la hora de desarrollar, por ejemplo los drivers o el firmware de equipos WiFi.

Para mi gusto, deberíamos poder ser dueños de nuestros dispositivos, saber de verdad qué hacen con nuestros datos, ser capaces de darles el uso que queramos. Legislar en la dirección de abrir las especificaciones, acotar el funcionamiento cuando pueda afectar al de otros pero tener libertad para elegir con qué software funcionan nuestros dispositivos y no estar atados sólo a una marca.

Puestos a legislar preferiría que se elaborara normativa que obligara a los fabricantes a abrir el desarrollo de software por parte de un tercero para sus equipos y que permitiera al usuario saber qué hace exactamente un dispositivo. Esa sería una buena manera de terminar con el espionaje y con el tráfico que se hace de nuestros datos privados y no es en absoluto incompatible con la existencia y el respeto a normativa para el uso del espacio radioeléctrico.

Como tantas veces, queda la duda de si, pensando mal, es torpeza, se beneficia al grande en lugar de al chico o, pensando bien, se opta por el mal menor.

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